lunes, 26 de octubre de 2009

ORIGEN MITOLÓGICO DE ROMA


El Rapto de las Sabinas

-Cuando Rómulo (hijo de Rea Silvia y el dios Marte) terminó de fundar la ciudad de Roma, con la finalidad de poblarla rápidamente, invitó a que se instalara toda clase de gente, aduciendo que era la mejor ciudad para vivir en libertad.

Designó a cien hombres “Padres de la Patria” o Patricios para asegurar el orden y la seguridad de esta nueva ciudad. Pero el problema más grave que tenían era la falta de mujeres.
Los Senadores creyeron que lo mejor sería visitar a los pueblos vecinos para explicarles sus intenciones. Ninguno acepto la oferta de los romanos, porque ningún padre quería entregar a sus hijas a ese tipo de gente.
Los romanos se sintieron ofendidos ante la negativa, pero Rómulo los calmó cuando les dió a conocer un nuevo plan.
Cuando llegó la fiesta del dios Consus, Rómulo invitó a las poblaciones vecinas. Roma se llenó de visitantes.
En aquel entonces, los vecinos más numerosos y poderosos de la región eran los sabinos y eran los que en mayor número se habían presentado para honrar al dios Consus.
Cuando todos los visitantes se hallaban entretenidos, los hombres de Rómulo raptaron a todas las muchachas que encontraron y las escondieron. Los vecinos se enfurecieron y solo pensaban en vengarse de los romanos.

Las Sabinas secuestradas estaban muy asustadas ya que no conocían los planes de los romanos. Pronto, Rómulo se presentó ante ellas para calmarlas diciendoles que no debían temerles ya que lo único que querían era formar familias con ellas para que Roma prosperase y ellas accedieron.
Las poblaciones vecinas no podían perdonar a los romanos por haber quedado sin hijas y para rescatarlas eligieron a Tito Lacio, rey de los sabinos.
Como las mujeres estaban consideradas como una clase inferior, Tito Lacio pensó que no valía la pena derramar sangre por unas cuantas mujeres.

Al ver que el poderío de Roma avanzaba sobre los otros pueblos, Tito Lacio cayó en la cuenta de que si no hacía algo pronto para atacar a Roma, los sabinos terminarían bajo el dominio romano.

Mientras estudiaba cuidadosamente acerca de la manera de atravesar la muralla de Roma, vio a una joven muchacha que salía de las puertas de la ciudad para llenar su cántaro con agua. Esa joven se llamaba Tarpeya y era hija del alcalde de la ciudad.
A Tarpeya le apasionaban las joyas de oro. Cuando vio al grupo de sabinos con sus relucientes brazaletes quedó deslumbrada y les preguntó si eran de oro, ellos les dijeron que sí y que si los quería todos lo único que tenía que hacer era abrirles las puertas de la muralla en la noche. Ella accedió y cuando lo hizo la mataron y arrojaron desde una roca, que desde entonces se llama Tarpeya.
Nadie esperaba ese sorpresivo ataque, y mucho menos Rómulo que dormía placidamente. Pero el dios Juno, defensor de las puertas de la ciudad, hizo brotar ante los sabinos una fuente de calor y tuvieron que retroceder.
Los romanos trataron de defenderse ante una nueva embestida sabina. Rómulo, desesperado le prometió al dios de los dioses erigirle un templo en el lugar exacto en que ganasen la batalla.

Cuando la lucha se inclinó a favor de los romanos, las sabinas, tomaron a sus hijos de la mano y se interpusieron entre ambos bandos.
Todos los que combatían eran o hermanos o padres o esposos de ellas, y les pidieron por favor que no pelearan más, ya que no deseaban quedarse ni huérfanas ni viudas.

Esto terminó con todas las guerras. Rómulo y los sabinos firmaron una alianza que los unió para siempre. Tito Lacio gobernó juntamente con Rómulo hasta que falleció, y luego Rómulo fue el rey de romanos y sabinos.

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